A Reflection on Penitence – by Cesar Gomez
“Me hieren más las pequeñas imperfecciones de las almas elegidas que los pecados de las almas que viven en el mundo.” (Diario de Santa Faustina, 580)
La Escritura nos dice que en el juicio de Jesús los soldados le pusieron una corona de espinas, se arrodillaron y se rieron de él (Marcos 15,16-20). Estos soldados se arrodillaron ante Jesús no para adorarlo sino para complacer a sus superiores.
San Pablo nos exhorta: Para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla … y toda lengua reconocen que Jesucristo es el Señor … (Fil. 2,10-11). San Pablo nos propone que no debemos pensar en nosotros mismos como hombres justos, sino como hijos de Dios, sabiendo que sin Dios no somos nada, pero con Él lo somos todo.
La intención de nuestra penitencia juega un papel importante en el camino cuaresmal. Penitencia nos ayuda a doblar nuestra voluntad a la voluntad de Dios y proclamar a Jesús como nuestro Señor, dándole el trono de nuestro corazón. El doblar las rodillas y la proclamación deben ir juntos, al igual que la oración y el ayuno van juntos. El acto exterior debe producir un cambio en el interior, en nuestro corazón. Ayunar sin oración nos convierte en los soldados arrodillados delante de Cristo. ¿Cuál será tu actitud delante de Jesús durante este próximo Misterio Pascual?
“I am more deeply wounded by the small imperfections of chosen souls than by the sins of those living in the world,” words spoken by Jesus to St. Faustina in The Diary.
Scripture tells us that in the trial of Jesus, soldiers put a crown of thorns, kneeled before him, and laughed at him (Mark 15: 16-20). These soldiers kneeled before Jesus not to adore him, but to please their superiors.
Saint Paul exhorts us: that at the name of Jesus every knee should bow…every tongue acknowledge that Jesus Christ is Lord (Phil. 2,10-11). Saint Paul proposes that we should not think of ourselves as righteous men, but as sons of God, knowing that without God we are nothing, but with Him we are complete.
The intention of our penitence plays a major role in our Lenten journey. Penitence helps us bend our will to God’s will, and proclaim Jesus as our Lord, giving him the throne of our hearts. Bending the knee and proclaiming must exist together—fasting and prayer belong together. The exterior act should produce a change in the interior—in our heart. Fasting without praying turns us into the soldiers kneeling before Christ. What will be your attitude in front of Jesus during this upcoming Paschal Mystery?
Cesar Gomez is a student in the Language, Culture, and Church program at Conception Seminary College. Cesar is learning English in order to serve the Church in the Archdiocese of Kansas City, Kansas.